Debemos empezar a reflexionar sobre nuevas formas de pensamiento, las viejas ideas o formas no sirven cuando cambian los escenarios, no podemos repetir viejos modelos, el éxito pasado no nos garantiza el éxito futuro si no estamos atentos a los cambios producidos en el contexto. Esta ruptura, estos cambios y cambios de ritmo en los cambios plantean un desafío, que no comienza en las organizaciones sino en las personas.

El entorno y el escenario donde nos tenemos que mover es muy complejo y variable, para lo cual se requiere estar informado, no solo no solo por las amenazas, sino especialmente las oportunidades.

No permite lugar a la improvisación, se debe encarar desde una verdadera planificación estratégica para afrontar un presente y un futuro con cambios vertiginosos. Y con nuevas reglas.

Al iniciar un proyecto de trabajo se analizan los recursos técnico, y materiales y no nos detenemos a pensar en nuestros recursos. Que van a ser los que van a permitir hacer un buen uso de esos recurso materiales y técnicos.

La importancia del autoanálisis se está empezando a mencionar, especialmente a partir de la introducción de la inteligencia emocional que pone el acento en las relaciones intra e interpersonales y la capacidad de toda persona de entrenarse en un cambio de actitud. Lo cual requiere como primer paso un autoanálisis a fin de reconocer mis características, que me van a permitir ver mis capacidades, mis fortalezas, y mis debilidades, no para castigarme o ponerme el rótulo de tal o cual sino para ver cuales me benefician y cuales me perjudican.

También saber qué queremos hacer. ¿Cómo y con qué?